viernes, 28 de octubre de 2016

Bullying

A todos nos conmocionó el 21 de septiembre de 2004 el suicidio de Jokin Zeberio, de 14 años, ante la imposibilidad de soportar el acoso al que era sometido se tiro al vacio desde lo alto de la Muralla de Hondarribia. Su autopsia desvelo en su cuerpo claros signos de haber recibido numerosos golpes semanas antes. Mismo año, mismo instituto y sólo un mes depués, el 26 de octubre una alumna se ve obligada a trasladarse a San Sebastián para librarse de su pesadilla, pesadilla que continuo via internet. Mismo año, 11 de diciembre; Tania Hernández, estudiante burgalense se intentó suicidar con valium, acumulaba más de 20 denuncias contra sus acosadores y año y medio de amenazas, robos y agresiones. Arancha, aquella niña discapacitada del madrileño barrio de Usera que en mayo de 2015 puso fin a su vida lanzandose desde un sexto piso. Carla Diaz, la niña de 14 años que en Gijón se lanzó por un acantilado...

Son muchos los nombres de los menores que lo sufren, que lo sufrieron y que lo sufrirán si no se toman medidas (intervenciones escolares, participación e implicación de las familias en el ámbito escolar, calidad del vínculo profesor-alumno y prioridad a la imagen del "educador como modelo de referencia y ayuda", desarrollo de la empatía, romper la conspiración y el silencio, trabajar las habilidades sociales y otras opciones viables a la violencia, aprendizaje cooperativo, entender la diferencia entre la competitividad sana y la agresión a un menor).


Bullying es un anglicismo (significa intimidación) que no forma parte del diccionario de la Real Academia Española (RAE), pero cuya utilización es cada vez más habitual en nuestro idioma. Esta palabra está de moda actualmente debido a los inumerables casos de persecución y de agresiones que se están detectando en las escuelas y colegios, y que están llevando a muchos escolares a vivir situaciones verdaderamente desagradables. Desgraciadamente ha existido siempre, seguro que todos recordamos de nuestros años de colegio a algún compañero que terminaba siempre sólo soportando los desaires, motes o risas de otros compañeros. Si que es cierto que ahora el término ha cobrado mayor visibilidad y relevancia gracias a las nuevas técnologías y a las redes sociales que amplifican el acoso fuera del aula extendiéndo al hogar de las víctimas (ciberbullying).  Los acosadores se encargan de continuar molestando a través de Internet (redes sociales, correos electrónicos intimidatorios, difusión de fotografías). Este fenómeno, según datos actuales del Mnisterio de Educación afecta a un 4% de los escolares. 

El concepto se refiere al acoso escolar y a toda forma de maltrato físico, verbal o psicológico, sin motivación evidente, y que se produce entre escolares (uno o más estudiantes contra otro u otros) de forma reiterada e intencionada y a lo largo del tiempo. Por lo general, afecta a menores, niños o niñas de entre 12 y 15 años, aunque cada vez es más frecuente encontrarnos con casos de edades inferiores. Los expertos indican que el bullying implica necesariamente: una desigualdad o desequilibrio de poder entre acosador y acosado (real o percibido por el acosado), intencionalidad y reiteración.

La persona que ejerce el bullying (acosador o acosadores) lo hace para imponer su poder sobre el otro, a través de constantes amenazas, insultos, agresiones o vejaciones, y así tenerlo bajo su completo dominio a lo largo de meses e incluso años. El perfil del acosador es claro:
- Necesidad de control y dominio sobre otro para sentirse reconocido y poderoso. Tendencia a la violencia y al abuso de la fuerza.
- Situación social negativa (aunque generalmente están menos aislados que las víctimas).
- Impulsividad.
- Escasas o nulas habilidades sociales.
- Baja o nula empatía.
- Escasez de límites y baja resistencia a la frustración.
- Manipulador.
- Sin capacidad de autocrítica, autoiestima media o incluso alta.
- Relaciones negativas con los adultos.
- Bajo rendimiento. 
- Ausencia de relaciones afectivas seguras por parte de los padres. Generalmente permisividad y metodos coercitivos en la educación (castigo físico).
- Podría presentar problemas de violencia en otros ámbitos (familiar). Un niño expuesto a una situación familiar de violencia reiterada puede ver el rol de "agresor" como única alternativa para no terminar convertido en el "agredido". Por otra parte, recordemos el papel tan importante que tiene el aprendizaje por imitación en los menores.

Podría establecerse distinción entre el acosador activo (que incia y dirige la agresión) y el acosador pasivo (que le sigue y le anima).

La víctima o acosado generalmente soporta el acoso callada, mientras es objetivo de la crueldad de otros escolares que pretenden intimidarlo, someterlo y asustarlo. Siente dolor, angustia y miedo, exclusión social y hasta tal punto que, en algunos casos, puede llevarle a consecuencias devastadoras, psicológicas e incluso físicas, y a extremos como el suicidio. La víctima desarrolla miedo y rechazo al ámbito escolar, incluso fobia en muchos casos, pérdida de confianza en sí mismo y en los demás y descenso del rendimiento escolar. El perfil del acosado también es claro:
- Sumiso, inseguro, miedo ante la violencia, manifestación de vulnerabilidad.
- Baja autoestima.
- Altos niveles de ansiedad.
- Dificultad de comunicación y baja popularidad (aislamiento social). 
- Orientación a los adultos y baja autonomia, relacionada con una posible sobreprotección paterna.
- Suele presentar alguna diferencia significativa con el resto de sus compañeros (raza, religión, físico...).

Jugarían aquí un papel protector el hecho de tener amigos y ser aceptado socialmente, así como una buena autoestima, autonomía y autoconcepto. Los padres deberán estar atentos a señales de alarma como cambios de humor o de comportamiento, tristeza, llanto, irritabilidad, trastornos del sueño (pesadillas) o de la alimentación (falta de apetito), dolores somáticos (de cabeza, de estómago, vómitos, nauseas, mareos), signos compatibles con violencia física (hematomas, rasguños), pérdida o deterioro constante de sus pertenencias escolares o personales (gafas, mochila), aislamiento repentino o dificultad para relacionarse con el entorno, protestas entorno al ámbito escolar, faltas continuadas a clase.
 Tipos de acoso escolar :
Es frecuente que aparezcan varios tipos de forma simultánea: 
- Físico: agresión directa a base de patadas, empujones, golpes con objetos. También puede ser indirecto cuando se producen daños materiales en los objetos personales de la víctima o robos. Es más común en primaria que en secundaria.

- Verbal: es el más habitual, humillaciones, insultos, motes, menosprecios en público, resaltar defectos físicos, propagación de rumores falsos, mensajes telefónicos ofensivos o llamadas, lenguaje sexual indecente.

- Psicológico: amenazas para provocar miedo, para lograr algún objeto o dinero, o simplemente para obligar a la víctima a hacer cosas que no quiere ni debe hacer. Minan la autoestima de la víctima y fomentan su ansiedad y su miedo.

- Social: exclusión y aislamiento progresivo de la víctima. Se impiden a la víctima participar, bien ignorando su presencia o suprimiendola de las actividades normales entre amigos o compañeros de clase. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario