viernes, 28 de octubre de 2016

Bullying

A todos nos conmocionó el 21 de septiembre de 2004 el suicidio de Jokin Zeberio, de 14 años, ante la imposibilidad de soportar el acoso al que era sometido se tiro al vacio desde lo alto de la Muralla de Hondarribia. Su autopsia desvelo en su cuerpo claros signos de haber recibido numerosos golpes semanas antes. Mismo año, mismo instituto y sólo un mes depués, el 26 de octubre una alumna se ve obligada a trasladarse a San Sebastián para librarse de su pesadilla, pesadilla que continuo via internet. Mismo año, 11 de diciembre; Tania Hernández, estudiante burgalense se intentó suicidar con valium, acumulaba más de 20 denuncias contra sus acosadores y año y medio de amenazas, robos y agresiones. Arancha, aquella niña discapacitada del madrileño barrio de Usera que en mayo de 2015 puso fin a su vida lanzandose desde un sexto piso. Carla Diaz, la niña de 14 años que en Gijón se lanzó por un acantilado...

Son muchos los nombres de los menores que lo sufren, que lo sufrieron y que lo sufrirán si no se toman medidas (intervenciones escolares, participación e implicación de las familias en el ámbito escolar, calidad del vínculo profesor-alumno y prioridad a la imagen del "educador como modelo de referencia y ayuda", desarrollo de la empatía, romper la conspiración y el silencio, trabajar las habilidades sociales y otras opciones viables a la violencia, aprendizaje cooperativo, entender la diferencia entre la competitividad sana y la agresión a un menor).


Bullying es un anglicismo (significa intimidación) que no forma parte del diccionario de la Real Academia Española (RAE), pero cuya utilización es cada vez más habitual en nuestro idioma. Esta palabra está de moda actualmente debido a los inumerables casos de persecución y de agresiones que se están detectando en las escuelas y colegios, y que están llevando a muchos escolares a vivir situaciones verdaderamente desagradables. Desgraciadamente ha existido siempre, seguro que todos recordamos de nuestros años de colegio a algún compañero que terminaba siempre sólo soportando los desaires, motes o risas de otros compañeros. Si que es cierto que ahora el término ha cobrado mayor visibilidad y relevancia gracias a las nuevas técnologías y a las redes sociales que amplifican el acoso fuera del aula extendiéndo al hogar de las víctimas (ciberbullying).  Los acosadores se encargan de continuar molestando a través de Internet (redes sociales, correos electrónicos intimidatorios, difusión de fotografías). Este fenómeno, según datos actuales del Mnisterio de Educación afecta a un 4% de los escolares. 

El concepto se refiere al acoso escolar y a toda forma de maltrato físico, verbal o psicológico, sin motivación evidente, y que se produce entre escolares (uno o más estudiantes contra otro u otros) de forma reiterada e intencionada y a lo largo del tiempo. Por lo general, afecta a menores, niños o niñas de entre 12 y 15 años, aunque cada vez es más frecuente encontrarnos con casos de edades inferiores. Los expertos indican que el bullying implica necesariamente: una desigualdad o desequilibrio de poder entre acosador y acosado (real o percibido por el acosado), intencionalidad y reiteración.

La persona que ejerce el bullying (acosador o acosadores) lo hace para imponer su poder sobre el otro, a través de constantes amenazas, insultos, agresiones o vejaciones, y así tenerlo bajo su completo dominio a lo largo de meses e incluso años. El perfil del acosador es claro:
- Necesidad de control y dominio sobre otro para sentirse reconocido y poderoso. Tendencia a la violencia y al abuso de la fuerza.
- Situación social negativa (aunque generalmente están menos aislados que las víctimas).
- Impulsividad.
- Escasas o nulas habilidades sociales.
- Baja o nula empatía.
- Escasez de límites y baja resistencia a la frustración.
- Manipulador.
- Sin capacidad de autocrítica, autoiestima media o incluso alta.
- Relaciones negativas con los adultos.
- Bajo rendimiento. 
- Ausencia de relaciones afectivas seguras por parte de los padres. Generalmente permisividad y metodos coercitivos en la educación (castigo físico).
- Podría presentar problemas de violencia en otros ámbitos (familiar). Un niño expuesto a una situación familiar de violencia reiterada puede ver el rol de "agresor" como única alternativa para no terminar convertido en el "agredido". Por otra parte, recordemos el papel tan importante que tiene el aprendizaje por imitación en los menores.

Podría establecerse distinción entre el acosador activo (que incia y dirige la agresión) y el acosador pasivo (que le sigue y le anima).

La víctima o acosado generalmente soporta el acoso callada, mientras es objetivo de la crueldad de otros escolares que pretenden intimidarlo, someterlo y asustarlo. Siente dolor, angustia y miedo, exclusión social y hasta tal punto que, en algunos casos, puede llevarle a consecuencias devastadoras, psicológicas e incluso físicas, y a extremos como el suicidio. La víctima desarrolla miedo y rechazo al ámbito escolar, incluso fobia en muchos casos, pérdida de confianza en sí mismo y en los demás y descenso del rendimiento escolar. El perfil del acosado también es claro:
- Sumiso, inseguro, miedo ante la violencia, manifestación de vulnerabilidad.
- Baja autoestima.
- Altos niveles de ansiedad.
- Dificultad de comunicación y baja popularidad (aislamiento social). 
- Orientación a los adultos y baja autonomia, relacionada con una posible sobreprotección paterna.
- Suele presentar alguna diferencia significativa con el resto de sus compañeros (raza, religión, físico...).

Jugarían aquí un papel protector el hecho de tener amigos y ser aceptado socialmente, así como una buena autoestima, autonomía y autoconcepto. Los padres deberán estar atentos a señales de alarma como cambios de humor o de comportamiento, tristeza, llanto, irritabilidad, trastornos del sueño (pesadillas) o de la alimentación (falta de apetito), dolores somáticos (de cabeza, de estómago, vómitos, nauseas, mareos), signos compatibles con violencia física (hematomas, rasguños), pérdida o deterioro constante de sus pertenencias escolares o personales (gafas, mochila), aislamiento repentino o dificultad para relacionarse con el entorno, protestas entorno al ámbito escolar, faltas continuadas a clase.
 Tipos de acoso escolar :
Es frecuente que aparezcan varios tipos de forma simultánea: 
- Físico: agresión directa a base de patadas, empujones, golpes con objetos. También puede ser indirecto cuando se producen daños materiales en los objetos personales de la víctima o robos. Es más común en primaria que en secundaria.

- Verbal: es el más habitual, humillaciones, insultos, motes, menosprecios en público, resaltar defectos físicos, propagación de rumores falsos, mensajes telefónicos ofensivos o llamadas, lenguaje sexual indecente.

- Psicológico: amenazas para provocar miedo, para lograr algún objeto o dinero, o simplemente para obligar a la víctima a hacer cosas que no quiere ni debe hacer. Minan la autoestima de la víctima y fomentan su ansiedad y su miedo.

- Social: exclusión y aislamiento progresivo de la víctima. Se impiden a la víctima participar, bien ignorando su presencia o suprimiendola de las actividades normales entre amigos o compañeros de clase. 

viernes, 21 de octubre de 2016

Eutanasia

Decíamos en el post anterior que queriamos dedicarnos a tratar más en profundidad la EUTANASIA. Entendida desde el punto de vista legal como el acto de provocar la muerte de una persona por la propia voluntad, sin sufrimiento físico, dolor o molestias, en un enfermo incurable o terminal, a fin de evitarle una muerte dolorosa. Dicho de otra manera, la acción u omisión para evitar sufrimiento en un paciente desahuciado, acelerando su muerte, con su consentimiento o sin él. Etimologicamente el término significa "buena muerte", del griego eu (bien) y thanatos (muerte).

CLASIFICACIÓN DE LA EUTANASIA:
- EUTANASIA DIRECTA: se adelanta o induce el fallecimiento en caso de una enfermedad incurable o terminal mediante la ayuda médica (inyección de un medicamento intravenoso que induce la muerte). A su vez se clasifica en:
     - ACTIVA: a petición del enfermo se le provoca la muerte indolora modo directo. Puede recurrirse a fármacos que en sobredosis generan efectos mortíferos.
     - PASIVA: omisión, abstención o suspensión de tratamiento o de la alimentación por cualquier vía, con lo cual se precipita el término de la vida.

- EUTANASIA INDIRECTA: muerte como efecto secundario a un procedimiento terapéutico administrado con esta finalidad o adelantamiento de la muerte con sedación paliativa (por ejmplo, analgésicos narcóticos tipo morfina que provocan la disminución del estado de conciencia y la posible abreviación de la vida). Se trata de desconectar los aparatos u omitir los medicamentos que mantienen al paciente con vida y esperar el resultado fulminante. No se emprende ningún acto de reanimación o de cualquier tipo que pueda mantener al enfermo con vida durante más tiempo. Si hablaramos en términos de intencionalidad, aquí la finalidad no serñia tanto acortar la vida sino aliviar el sufrimiento.

OTROS CONCEPTOS:
-SUICIDIO ASISTIDO: proporciona de manera intencional y con conocimiento los medios necesarios para llevar a cabo el suicidio, ya sea asesorando sobre la dosis letal del medicamento, prescribiendolo o suministrandolo. En este caso es el paciente el que de manera voluntaria y activa pone término a su vida y no necesariamente tiene que haber una dolencia vital previa.

- CACOTANASIA: se impone la eutanasia sin el consentimiento del afectado. Etimologicamente se modifica el término eu (bien) por kakós (malo) haciendo referencia  una "mala muerte.

- ORTOTANASIA: Consiste en dejar morir a tiempo sin emplear medios desproporcionados y extraordinarios para el mantenimiento de la vida. Se ha sustituido en la terminología práctica por «muerte digna», para centrar el concepto en la condición (dignidad) del enfermo terminal y no en la voluntad de morir.

- DISTANASIA: sería un termino antagónico a la eutanasia, teniendo en cuenta que el fin de la distanasia es posponer el momento de la muerte recurriendo a cualquier medio artificial, con el fin de prolongar su vida a toda costa, llegando a la muerte en condiciones inhumanas. Hablariamos de «encarnizamiento» o «ensañamiento» terapéutico, pese a que haya seguridad de que no hay opción alguna de recuperar la salud. Normalmente se hace según los deseos de otros (familiares, médicos) y no según el verdadero interés del paciente.  
ni
-ADISTANASIA O ANTIDISTANASIA: cese de la prolongación atificial de la vida dejando que sea el proceso patológico el que termine con la vida del enfermo.


REGULACIÓN DE LA EUTANASIA EN ESPAÑA:
En 1995 el Código Penal aborda por primera vez en la historia legislativa del Estado la regulación de la eutanasia en el artículo 143:
"1. El que induzca al suicidio de otro será castigado con la pena de prisión de cuatro a ocho años. 
2. Se impondrá la pena de prisión de dos a cinco años al que coopere con actos necesarios al suicidio de una persona.
3. Será castigado con la pena de prisión de seis a diez años si la cooperación llegara hasta el punto de ejecutar la muerte.
4. El que causare o cooperare activamente con actos necesarios y directos a la muerte de otro, por la petición expresa, seria e inequívoca de éste, en el caso de que la víctima sufriera una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte, o que produjera gaves padecimientos permanentes y difíciles de soportar, será castigado con la pena inferior en uno o dos grados a las señaladas en los números 2 y 3 de este artículo."

Analizando este artículo detacaremos la importancia de los siguientes elementos:
- La petición expresa, seria e inequívoca del que quiere morir.
- Que esa persona sufra una enfermedad grave que conducirá necesariamente a su muerte. 
- Que esa persona sea víctima de graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar.
- Realización de actos necesarios que o bien causen o bien cooperen activa y directamente al propósito letal del que fallecerá.
- Acontecimiento de la muerte deseada.

Son estos cinco elementos los que plantearan a nivel legal la diferencia entre la eutanasia y cualquiera de las otras figuras descritas anteriormente.

Por lo general, si el que practica la eutanasia lo hace sin el consentimiento del enfermo se considera delito de homicidio, y si se lleva a cabo con consentimiento: delito de auxilio o cooperación al suicidio. El auxilio al suicidio supone una colaboración que ofrezca una cierta significación y eficacia en la realización del proyecto que lleva a una persona a acabar con su propia existencia , que se resumen:
- la cooperación con ejecución que se produce cuando la cooperación llega al punto de ejecutar la muerte
- la Eutanasia atenuada en la que será imprescindible: que se actúe o se coopere activamente a la muerte;
que estos actos sean en relación con la muerte, necesarios y directos; que medie petición expresa, seria e inequívoca del suicida. (no se tendrían por tanto en cuenta los actos equívocos, expresiones de dolor y de deseos de morir más o menos estereotipados). Por lo que a nivel práctico, la diferenciación entre un tipo penal u otro va a depende de la existencia de la declaración de volunta de muerte efectuada. Todo ello plantea serías dificultades a nivel jurídico planteando la capacidad de decisión del enfermo y su nivel de consciencia y voluntariedad.

Finalmente queremos recordar la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, Básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica, y en concreto el artículo 2 sobre la dignidad de la persona humana:


Artículo 2. Principios básicos:

1. La dignidad de la persona humana, el respeto a la autonomía de su voluntad y a su intimidad orientarán toda la actividad encaminada a obtener, utilizar, archivar, custodiar y transmitir la información y la documentación clínica.

2. Toda actuación en el ámbito de la sanidad requiere, con carácter general, el previo consentimiento de los pacientes o usuarios. El consentimiento, que debe obtenerse después de que el paciente reciba una información adecuada, se hará por escrito en los supuestos previstos en la Ley.

3. El paciente o usuario tiene derecho a decidir libremente, después de recibir la información adecuada, entre las opciones clínicas disponibles.

4. Todo paciente o usuario tiene derecho a negarse al tratamiento, excepto en los casos determinados en la Ley. Su negativa al tratamiento constará por escrito.

5. Los pacientes o usuarios tienen el deber de facilitar los datos sobre su estado físico o sobre su salud de manera leal y verdadera, así como el de colaborar en su obtención, especialmente cuando sean necesarios por razones de interés público o con motivo de la asistencia sanitaria.

6. Todo profesional que interviene en la actividad asistencial está obligado no sólo a la correcta prestación de sus técnicas, sino al cumplimiento de los deberes de información y de documentación clínica, y al respeto de las decisiones adoptadas libre y voluntariamente por el paciente.

7. La persona que elabore o tenga acceso a la información y la documentación clínica está obligada a guardar la reserva debida.

La “dignidad humana” es algo permanente y consustancial al ser humano y, por supuesto, se halla presente en el momento de la muerte.

viernes, 14 de octubre de 2016

Tipología de los suicidios y métodos

TIPOLOGÍA DE LOS SUICIDIOS:
Es inevitable al hablar de suicidio mencionar a Durkheim (Le suicide. Étude de sociologie, 1897), uno de los principales estudiosos de este fenómeno. En el capítulo dedicado a el suicidio y los factores psicopáticos  y tomando como referencia a Jousset y Moreau de Tours, Durkheim establece la siguiente clasificación:
- SUICIDIO MANIACO: producido por alucinaciones o concepciones delirantes que inducen a la persona a quitarse la vida y que aparecen y se van de repente.

- SUICIDIO MELANCÓLICO: se debe a ideas falsas de tipo constante y que tienen que ver con una depresión extrema, que lleva a la persona a no tener una apreciación juiciosa de la vida y considerar que es mejor abandonarla. La persona se sume progresivamente en un estado donde ve el suicidio como único y último recurso.

- SUICIDIO OBSESIVO: no presenta motivos, ni reales ni imaginarios, sino que consiste en la fijación en la idea de la muerte que se apodera del individuo y le tortura hasta que decide matarse. La persona está obsesionada con la muerte, tanto con el temor a la misma como con el proceso y termina experimentándola. Como con cualquier obsesión, se siente ansioso y triste si no piensa en ello.

- SUICIDIO IMPULSIVO O AUTOMÁTICO: la persona también carece de motivos y consiste en un impulso brusco e irresistible de querer matarse.

Es el mismo autor, quien en su libro segundo establece una clasificación en base a causas y tipos sociales:
- SUICIDIOS EGOISTAS: el individuo se encuentra poco integrado en la sociedad. Este tipo de suicidios se dan en las personas excesivamente indivisualistas, siendo más propio de las sociedades más avanzadas.

- SUICIDIOS ALTRUISTAS: sería la versión opuesta a la anterior. Se dan cuando la importancia del "yo" es muy baja, la persona se encuentra excesivamente integrada en la sociedad a la que pertenece y se encuentra muy comprometida con el grupo social en el que interactua. Existen tres tipos: ALTRUISTA OBLIGATORIO (es la sociedad la que exige el suicidio, por ejemplo relacionado con temas de honor), ALTRUISTA FACULTATIVO (la sociedad no es la que demanda el suicidio de la persona, lo decidide el individuo porque siente que ya ha cumplido su objetivo en la vida) y ALTRUISTA AGUDO (cuando la persona se quita la vida por placer o por alcanzar una supuesta meta, divina o superior).

- SUICIDIOS ANÓMICOS: entendiendo por anomia la "falta de normas o incapacidad de la estructura social de proveer a ciertos individuos lo necesario para lograr las metas de la sociedad". Se produce en momentos de crisis sociales agudas, de transformación de las estructuras y valores socioculturales.

- SUICIDIOS FATALISTAS: sería la versión opuesta a la anterior. La persona decide quitarse la vida como consecuencia de una sociedad con las normas excesivamente rígidas. No se aceptan las normas y el individuo se seinte reprimido en sus sentimientos, pasiones y conductas.

OTRAS CLASIFICACIONES DEL SUICIDIO:
Según la presencia o no de enfermedad mental hablaremos de SUICIDIO NO PATOLÓGICO (cuando no concurren síntomas de enfermedad y el sujeto lo realiza de manera totalmente voluntaria) y SUICIDIO PATOLÓGICO (cuando responde a las sintomatologías de varias enfermedades).

Según el número de individuos el sucidio puede ser INDIVIDUAL (si es una única persona la que realiza todo el proceso) y COLECTIVO (si son varias personas las que se reunen para acabar con su vida).

Según la voluntariedad del hecho, el suicidio puede ser: VOLUNTARIO (el individuo lo planifica y lo lleva a cabo con frialdad), INTENCIONAL (no hay planificación y depende de las circunstacnias) o IMPRUDENTE (se produce de manera accidenteal).

Otra clasificación sería en función de la etapa en la que se situe el acto: SUICIDA LEVE (deja el hecho en tentativa), SUICIDA MODERADO (no deja el hecho en tentativa y sufren todavá más por no haber completado su proceso), SUICIDA SERIO (consigue su propósito y sufre durante todo el proceso).

Por último, por características especiales podemos dividir el suicidio en: SUICIDIO POR HERENCIA (en la familia del sujeto existen antecedentes), SÍNDROME DE CARENCIA DE AUTORIDAD (tentativa de suicidio para llamar la antención), SUICIDIO INFANTIL (tras un conflicto y suele esconde alguna enfermedad o algun tipo de acoso), SUICIDIO DISIMULADO (por chantaje, falso o por venganza; los dos primeros suelen quedar en tentativa para llamar la atención).

Resumiendo, no sólo nos encontramos con variedad en la tipología del suicidio sino que también nos encontramos con la dificultad de establecer una sola y única causa. En cada caso particular, deberemos realizar un análisis sobre la multiple causalidad de cada suicidio. Es frecuente, realizar de manera sistemática la AUTOPSIA PSICOLÓGICA en los casos consumados (estudio retrospectivo de la víctima y de sus circunstancias para establecer que ocurrió).

MÉTODOS SUICIDAS:
Un método de suicidio es cualquier manera que utilice una persona con intencionalidad para terminar con su propia vida: armas de fuego, salto desde altura, decapitación, sangría, corte en las muñecas, sección de la arteria carótida, lanzamiento al tráfico vehicular, impacto de vehiculos, incineración, afixia por inmersion (ahogamiento), apuñalamiento, sofocación (por ejemplo, con bolsa de plástico), electrocución, explosivos, ahorcamiento, envenenamiento, sobredosis, intoxicación por monóxido de carbono, ingestión de sustancias nocivas (detergentes o relacionados).

Mención aparte haremos del término EUTANASIA (entendida desde el punto de vista legal como el acto de provocar la muerte de una persona por la propia voluntad, sin sufrimiento físico, dolor o molestias, en un enfermo incurable o terminal, a fin de evitarle una muerte dolorosa) al que dedicaremos el siguiente post.

viernes, 7 de octubre de 2016

Suicidio en la adolescencia

Por su relevancia, su importancia y por el tipo de población de que se trata, hemos querido dedicar un post al suicidio en esta etapa tan complicada a veces como es la adolescencia. Es importante comenzar el post definiendo la ADOLESCENCIA, para que tengamos claro lo que este término supone. La OMS (Organización Mundial de la Salud) define la adolescencia como un período de crecimiento y desarrollo humano que se produce despues de la niñez y antes de la edad adulta. Es la etapa que trascurre entre los 11 y los 19 años, considerando dos fases, la adolescencia temprana de 11 a 14 años y la tardia de 15 a 19 años. Se trata de una de las fases de transición más importantes en la vida del ser humano y se caracteriza por un ritmo acelerado de crecimiento y de cambios (corporales, psíquicos, afecivos, familiares y sociales), superado unicamente por el que experimentan los lactantes. Además de definirse su identidad sexual (percepción que un indididuo tiene sobre si mismo y se identifica como hombre o como mujer desde el punto de vista del género) y su personalidad (conjunto de rasgos y caracteristicas que configuran la manera de ser de una persona).

Este periodo de desarrollo que atraviesa todo individuo se caracteriza sobre todo por los cambios, a veces difíciles, que se viven con cierta ansiedad y depresión e incluso en extremo con sentimientos tan profundos y angustiosos que pueden llevar a la tentativa de suicidio. En el caso de los adolescentes tenemos que diferenciar como causas de suicidio entre la llamada de auxilio, como manera de comunicar sentimientos a los demás o de expresar desesperacion, desesperanza o enfafo, el suicidio como una idea romantica o el suicidio real.

En cualquier caso, como es logico, en la infancia y la adolescencia debe ser detectado principamente en el ámbito familiar. En el caso de este rango de edad tan crítico las relaciones entre los progenitores y sus hijos pueden convertirse tanto en un factor de protección como de riesgo de suicidio. Hablaríamos de factores claros de riesgo en el maltrato infantil, abuso sexual, físico o psicológico.

Factores de riesgo: implicados en la vulnerabilidad para el desarrollo de la ideación y conductas suicidas:
- Acumulación de estresores y carencia de recursos para hacerlos frente. Por ejemplo, usarse para agredir a otros con los que se mantienen relaciones disfuncionales, generalmente progenitores o para reunirse con un ser querido recientemente fallecido y que constituia el principal soporte emocional del adolescente.
- Ambiente familia invasivo, poco afectuoso, excesivamente exigente, con antecedentes de conductas suicidas.
- Acontecimientos dolorosos como divorcio de los padres, muerte de seres queridos, de figuras significativas, abandono.
- Problemas en las relaciones con los progenitores en las que predomine el maltrato físico, la negligencia, el abuso emocional y el abuso sexual.
- Problemas escolares, sea por dificultades de aprendizaje o disciplinarios.
- Mudanzas frecuentes a áreas residenciales diferentes.
- Llamadas de atención de caracter humillante por parte de padres, profesores o cualquier otra figura significativa, sea en público o en privado.
- Búsqueda de atención al no ser escuchadas las peticiones de ayuda en otras formas expresivas. 
- Rasgos personales como poca tolerancia a la frustración, actitudes hiperperfeccionistas, rigidez cognitiva, déficits de habilidades de resolución de problemas, escasas habilidades sociales, problemas en la consecución de la identidad sexual...
- Enfermedades crónicas o sucesos traumáticos.
- Estilos cognitivos sesgados y centrados únicamente en los aspectos negativos. Pensamientos rígidos y obsesivos, escasa flexibilidad para plantear puntos de vista alternativos o encontrar diversas soluciones a una misma problemática.
- Ansiedad o depresión (en las niñas presencia de depresión mayor, que aumentaría con el riesgo de intentos de suicidio previos; en los niños es el intento de suicidio previo, seguido de depresión, abuso de sustancias y trastornos de conducta).
- Otros trastornos: trastorno antisocial, trastornos de la alientación, trastornos de la conducta, abuso de alcohol o tóxicos, esquizofrenia, trastornos de la personalidad y con ciertos rasgos de esta (autoestima, impulsividad, ira y agresividad).
- Intentos de suicidio previos.
- Exposición (casos cercanos o medios de comunicación).
- Edad: antes de la pubertad tanto el suicidio como la tentativa son excepcionales, probablemtne debido a la inmadurez cognitiva que dificulta la ideación de un plan y su ejecución.
- Sexo: es más común en varores , pero las mujeres realizan más intentos de suicidio.
- Historia familiar de suicidio, la psicopatología y el abuso de tóxicos de los progenitores.
- Acoso por parte de iguales (bullyng), se relaciona con la conducta suicida y con altos niveles de estrés y de ideacion suicida.

Factores protectores: cohesión familiar y con el grupo de iguales, habilidades de resolución de problemas y estrategias de afrontamiento, actitudes y valores positivos, en particular frente al suicidio, sexo femenino, creencias religiosas, habilidad para estructurar razones para vivir, nivel educativo, habilidades sociales (para integrarse en grupos de forma positiva), confianza en sí mismo, capacidad de control sobre su propia vida, locus de control interno, autoestima y autoimagen favorable, inteligencia, sistemas de apoyo y recursos: apoyo social, terapia, experiencia escolar positiva, aficiones, buenas relaciones interpersonales, evitar el consumo de sustancias adictivas, aprender a postponer gratificaciones inmediatas, busqueda de ayuda cuando surgen dificultades.

Esta considerado como mito erróneo del suicidio adolescente que la persona que verbaliza constantemente sus ideas suicidas nunca lo va a llevar a cabo. Es importante tener en cuenta que las amenazas repetidas son señales que el adolescente está enviando de que tiene un problema (ya sea necesidad de atención o búsqueda de ayuda). En cualquier caso lo idóneo es animar al adolescente a hablar de sus problemas o acudir a un profesional.

viernes, 30 de septiembre de 2016

Suicidio o autolisis, cuando ya nada tiene sentido

El suicidio o autolisis es el acto intencional y deliberado de quitarse la propia vida, la autodestrucción del propio organismo. Se entiende por comportamiento suicida toda acción voluntaria que pudiera llevar a la persona a morir. Se definiría la ideación suicida o autolítica como los pensamientos repetitivos e intrusivos que tiene la persona acerca de la posibilidad de autoinfringirse la muerte y la planificación detallada de la misma. Como es de suponer muchos pensamientos no llegan a tentativas y muchas tentativas no llegan a suicidios consumados. Durkheim diría que: "Hay suicidio cuando la víctima, en el momento en que realiza la acción, sabe con toda certeza lo que va a resultar de él".

Algunos datos y cifras:
La OMS (Organización Mundial de la Salud) en un informe de abril del 2016 publicaba algunos datos y cifras relevantes al respecto:
- Más de 800 000 personas se suicidan cada año.
- Por cada suicidio, hay muchas más tentativas de suicidio cada año. Entre la población en general, un intento de suicidio no consumado es el factor individual de riesgo más importante.
- El suicidio es la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años.
- El 75% de todos los suicidios se produce en países de ingresos bajos y medianos.
- La ingestión de plaguicidas, el ahorcamiento y las armas de fuego son algunos de los métodos más comunes de suicidio en todo el mundo.

Entre las causas más frecuentes o factores de riesgo más significativos de suicidios o comportamientos suicidas podemos encontrarnos con patologías mentales (trastorno bipolar, trastorno límite de la personalidad, depresión, dependencia de alcohol o sustancias, trastorno por estrés postraumático, esquizofrenia) o  desequilibrios emocionales debidos a distintas problemáticas (relaciones interpersonales, problemas económicos, enfermedades crónicas o envejecimiento, muerte de un ser querido o sucesos estresantes, desastres, violencia, abusos, sensación de aislamiento). A estos posibles desencadenantes podríamos añadir como factores de riesgo en adolescentes: antecedentes de otros suicidios familiares, autoagresiones previas, abandono o maltrato, brotes recientes en el entorno de otras personas jóvenes, rupturas sentimentales.

A nivel sintomático la persona puede tener manifestaciones externas de un intento de suicidio como: tener dificultad para concentrarse o pensar con claridad, regalar las pertenencias, hablar acerca de marcharse o la necesidad de dejar "todo en orden", cambio repentinos de comportamiento (sobre todo, calma después de un período de ansiedad), anhedonia o pérdida de interés en actividades que antes disfrutaba, comportamientos autodestuctivos o situaciones de riesgo innecesarias (autolesiones, consumo de drogas o alcohol en exceso), desadaptación repentina en el ámbito escolar o laboral, retraimiento respecto de los amigos o miembros de la familia, hablar acerca de la muerte o el suicidio e incluso, verbalizar deseos de hacerse daño, sentimientos de desesperación o culpa exremos, manifestaciones de emociones contenidas y alejamiento o huida, cambios de rutinas o de hábitos (sueño, alimentación), aumento de molestias físicas frecuentemente asociadas a conflictos emocionales (doloresde estómago o cabez, fatiga).

Con todo ello, suelen ser los mejores indicadores a tener en cuenta los deseos de muerte ("ya nada tiene sentido", "no tengo motivos para seguir viviendo"), la incapacidad de descargar las angustias, el agotamiento de la vida social, el comportamiento impulsivo y la introversión acentuada.

Con diferencia, el mejor y principal factor de riesgo de suicidio son los intentos previos que la persona haya tenido No obstante, hablamos únicamente de factores de riesgo, ya que no podemos atribuir un intento suicida, consumado o no, a una única causa, sino una multicausalidad. Lo más parecido a un suicidio es una "tormenta perfecta", en la que se combinan distintos factores desencadenantes. Por lo general, los factores de riesgo del suicidio se presentan combinados.

Por otro lado, en ocasiones podemos encontrarnos también con personas que usan la ideación o la tentativa de suicidio como intento de manipulación. Son numerosos los trastornos que apuntan la "manipulación" entre sus criterios diagnósticos (trastornos de personalidad, adicciones, dependencias emocionales). Se hará mención a este tipo de suicidios cuando abordemos más a fondo la tipología de los mismos.

Ante cualquier sentimiento o deseo de muerte, lo principal es acudir a un profesional a pedir ayuda y recibir un tratamiento adecuado. Por lo general, las personas que están en riesgo de cometer un suicidio creen que nadie puede ayudarles, siente vergüenza o culpa y no quieren contar a nadie que tienen problemas, piensan que serán "débiles" por recurrir a un profesional o incluso no saben a quien pedir ayuda.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Duelo, asumir y enfrentar las pérdidas

Cualquier pérdida de un ser querido es una circunstancia triste y dolorosa y una cirscunstancia a la que todos, en algún momento de nuestras vidas, deberemos hacer frente. Si bien es verdad que conocer qué es un duelo no nos ayuda a evitarlo, es posible que saber en qué consiste nos ayude a ubicarnos en el proceso, ha gestionar la pérdida y a intentar desarrollar estrategias útiles de afrontamiento.

El duelo en un reacción o respuesta normal y saludable a una pérdida. Es una circunstancia que necesita de un tiempo y de un proceso de afrontamiento para poder integrar y aceptar la pérdida. No solamente la muerte de un ser querido requiere un proceso de duelo, es habitual en procesos de divorcio o rupturas de relaciones (familiares, amistades...), pérdida del puesto de trabajo o del estatus socioeconómico, cambios drásticos en la vida de las personas (jubilación, enfermedades crónicas o terminales).

Este proceso se puede dividir en 5 etapas:
1) NEGACIÓN: es una primera etapa de shock o de estupor ("Esto no me está sucediendo a mi", "Tiene que ser un error"). La persona se encuentra en un estado de desconcierto o embotamiento afectivo (ausencia de reacciones afectivas significativas). En este estado hay quien actúa con total normalidad, como si no ocurriera nada y quien se encuentra en un estado de inmovilidad e inaccesibilidad. En cualquier caso se trata de reacciones protectoras, mecanismos de defensa que postergan el impacto  y demoran el proceso de asumir la noticia o información recibida. Cierta distancia emocional en cierta medida nos ayuda a amortiguar el efecto del primer impacto que supone la pérdida. Suele ser una fase corta, por lo general de horas o un par de días.

2) IRA: esta segunda etapas se caracteriza por sentimientos de rabia o incluso agresividad, vivencia de injusticia y desamparo ("¿Quién tiene la culpa?", "¿Por qué yo?", "¿Por qué ahora?". todo ello puede traducirse en problemas del sueño (insomnio, pesadillas o sueño no reparador), dificultad de concentración, pérdida de apetito, cierta anhedonia (incapacidad o dificultad para experimentar placer, pérdida de interés o satisfacción en casi todas las actividades).

3) NEGOCIACIÓN: se trata de una especie de "pensamiento mágico", una forma de pensar basada en creencias más primitivas, basadas en la fe, la imaginación, los deseos, las emociones o las tradiciones. La persona intenta "negociar" o pactar con la realidad ("Me portaré bien si esto no ocurre").

4) DEPRESIÓN: es una etapa de desorganización o de desesperanza, donde la persona empieza a tomar conciencia de la pérdida, de que se trata de un hecho irreversible. Son habituales los sentimientos de tristeza, apatía, desinterés, dejadez, angustia... En la resolución de esta etapa es donde la persona deberá desplegar sus estrategias y habilidades de afrontamiento y ponerlas en práctica para supera la situación. Es aquí donde más personas se "atascan".

5) ACEPTACIÓN: poco a poco la persona asume y acepta la realidad de la pérdida y se reorganiza, experimenta el dolor y lo integra, se adapta a su nueva situación y se recoloca emocionalmente. La aceptación aparece cuando la persona ha sido capaz de gestionar correctamente sus emociones y ha superado con éxito las fases anteriores. Para afrontar con éxito el proceso de duelo son importantes ciertas tareas (siguiendo el planteamiento propuesto por J.W. Worden):
- Aceptar la realidad de la pérdida (aceptación intelectual y emocional).
- Trabajar las emociones y el dolor de la pérdida (reconocer y trabajar el dolor, sentirlo y saber que un día pasará y no evitación o supresión del sentimiento).
- Adaptarse a un medio en el que el fallecido está ausente (adaptación a la nueva situación externa, a nivel interno y a nivel cognitivo).
- Recolocar emocionalmente al fallecido y continuar viviendo.

Todas estas etapas o fases del duelo son normales, y los sentimientos y emociones que en ellas se experimentan también. Si bien el proceso no siempre es lineal y no todas las personas las experimentan todas en el mismo orden o de manera secuencial, siendo frecuente incluso pasar por una misma etapa varias veces. Por otra parte, la duración y la intensidad del duelo dependerá no solo de la persona, sino también de factores como las circunstancias de la muerte/ pérdida, la intensidad de la unión, las características de la relación con la persona perdida, la existencia de conflictos no resueltos y la edad del fallecido. Es habitual sentirse mejor en torno a las 6-8 semanas (aunque insistimos en que depende del caso) y el proceso completo podría durar entre varios meses o incluso años.

Teniendo en cuenta la semiología, en el proceso de duelo podemos encontrar síntomas de tipo psicológico (tristeza, enfado, culpa o autorreproche: real o imaginado, ansiedad y ataques de pánico, miedo, aturdimiento, soledad: emocional y social, fátiga, impotencia, shock, anhelo, sensación de emancipación, alivio), físico (vacío en el estómago, opresión en el pecho, opresión en la garganta, hipersensibilidad al ruido, sensación de despersonalización, falta de aire, debilidad muscular, falta de energía, sequedad en la boca, diarreas, mareos, taquicardias, dolores de cabeza, hiperventilación, nauseas, pérdida o aumento de peso), cognitivo (incredulidad, confusión, preocupación, sentido de presencia, distraibilidad, alucinaciones) y conductual (trastornos del sueño, trastornos alimentarios, aislamiento social, soñar con el fallecido, evitar recordatorios del fallecido, buscar y llamar en voz alta, suspirar, hiperactividad desasosegada, llanto, visitar lugares o llevar consigo objetos que recuerden, atesorar objetos que le pertenecían).

Es recomendable para ayudar a afrontar la pérdida hablar de cómo se siente con otras personas, intentar mantenerse al día con las tareas diarias y tener una rutina establecida, dormir y descansar bastante, seguir una dieta equilibrada y realizar ejercicio de forma regular, evitar el alcohol (ya que podría acentuar la sintomatología depresiva), evitar tomar decisiones importantes, permitirse llorar y experimentar emociones en general (tristeza, ira, enfado). En cualquier caso o circunstancia si se percibe que el proceso de duelo está estancado o resulta especialmente difícil o complicado gestionar las emociones, la persona comienza a sentirse abrumada y con dificultades o síntomas que perturban su vida diaria, siempre es recomendable buscar ayuda especializada que nos ayude en el proceso de acompañamiento al duelo.

lunes, 5 de septiembre de 2016

Síndrome de Alienación Parental (SAP)

Dicho síndrome caracteriza a los hijos manipulados por uno de los cónyuges (progenitor alienador) para odiar al otro (progenitor alienado), con la finalidad de destruir, obstaculizar o impedir los vínculos con este último y, por lo general, tiene lugar durante o después de un proceso de separación. Dicho síndrome también puede ser provocado por algún familiar cercano a los progenitores (tíos, abuelos, etc).  Por el momento no está clasificado como trastorno. Ni la APA (Asociación Americana de Psiquiatría) ni la OMS (Organización Mundial de la Salud) lo reconocen como tal. La OMS en su clasificación DSM-V continúa sin incluirlo como diagnóstico con ese nombre, aunque si recoge diversos nuevos diagnósticos que guardan relación con el concepto de alienación parental, como por ejemplo: problema relacional entre padres e hijos (explica que cuando existen problemas entre padres e hijos los problemas cognitivos pueden incluir atribuciones negativas de las intenciones de otro y sentimientos injustificados de distanciamiento), maltrato psicológico infantil (definido como actor verbales o simbólicos no accidentales de los padres o cuidadores que causan un daño psicológico significativo en el niño), niños afectados por angustia de relación parental (para diagnosticar cuando sean objeto de atención clínica los efectos negativos de la discordia en la relación parental, como por ejemplo, altos niveles de conflicto , angustia o menosprecio).

Pero, con todo, se pueden observar en los menores que lo padecen un conjunto de síntomas característicos: odio patológico e injustificado al progenitor alienado, rechazo de su figura o devaluación de la imagen que tienen de él, siempre sin explicaciones o razones coherentes y basándose en fundamentos absurdos. Todo este proceso comienza con lo que se denomina "lavado de cerebro" del menor parte del progenitor alienador.

Por parte de los padres, son síntomas de alerta:
- Insultar o desvalorizar al otro progenitor.
- Obstaculizar, interferir o impedir el derecho de convivencia con el otro.
- Implicación del resto de entorno familiar en los ataques al excónyuge.
- Subestimar o ridiculizar los sentimientos de los niños hacia el otro progenitor.
- Incentivar o premiar la conducta despectiva o el rechazo hacia el otro progenitor.
- Castigar las conductas o comentarios favorables hacia el otro progenitor.
- Influir en los niños con mentiras sobre el otro progenitor.

Este síndrome es considerado una forma de maltrato infantil. Se debe tener en cuenta que, independientemente de quién ostente la guarda y custodia, el menor tiene derecho a disfrutar de ambos progenitores y que, tanto uno como otro, tienen la obligación de salvaguardar los derechos y necesidades físicas, psicológicas y emocionales del menor.

Este tipo de manipulación del menor puede tener consecuencias importantes para él a nivel psicológico: trastornos de ansiedad, trastornos del sueño o de la alimentación, trastornos de conducta (agresiva, de evitación), dependencia emocional.

sábado, 14 de mayo de 2016

Vigorexia: cuando el cuidado del cuerpo se convierte en obsesión

La vigorexia es considerada un tipo de trastorno dismórfico corporal y está muy relacionada con el trastorno obsesivo compulsivo. Podríamos decir que se trata de una patología en parte opuesta a la anorexia (anorexia inversa), en tanto que los que lo sufren tienen necesidad de no parecer pequeños o débiles. Es una obsesión o adicción desproporcionada al ejercicio físico. Las personas que lo padecen están preocupadas en exceso por sus imperfecciones corporales, ya sean reales o sea una percepción sesgada de las mismas.

El trastorno dismórfico corporal, dentro del DSM V está clasificado dentro de los trastornos somatomorfos y, como tal, se consideran necesarios 3 criterios para su diagnóstico:
A. Preocupación por algún defecto imaginado del aspecto físico. Cuando hay leves anomalías físicas, la preocupación del individuo es excesiva.
B. La preocupación provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la  actividad del individuo.
C. La preocupación no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental (por ejemplo, insatisfacción con el tamaño y la silueta corporales en la anorexia nerviosa).

Respecto a su relación con el trastorno obsesivo compulsivo, ambos trastornos comparten, por una parte, las obsesiones por los pensamientos o imágenes intrusivas que se repiten y producen ansiedad o estrés y, por otra parte, las compulsiones, o esa necesidad imperiosa de realizar conductas que se repiten para que la obsesión desaparezca (ejercicios físicos). Estas compulsiones requieren mucho tiempo al día y tienen como propósito reducir o prevenir la angustia o las situaciones o acontecimientos temidos.

La vigorexia como patología no es una simple afición al deporte, un cuidado del cuerpo o un estilo de vida cuidado y saludable. Se considera como trastorno cuando esta preocupación es desmedida y la insatisfacción corporal termina afectando a otras áreas importantes, como las relaciones personales/ familiares, el ámbito laboral o social y la salud física.

Sintomatología:
- Preocupación constante por la imagen corporal y por las imperfecciones.
- Necesidad obsesiva de realizar ejercicio físico.
- Duros programas de entrenamiento con el objetivo de agrandar los músculos (aun con lesiones o molestias físicas, incluso abandonando obligaciones importantes o aislándose socialmente).
- Dietas o cuidado muy estricto de la alimentación. Ingesta desmedida de proteínas y carbohidratos.
- En algunos casos, consumo abusivo de esteroides anabólicos para conseguir aumentar la masa muscular.
- Distorsión de la imagen corporal.
- Revisiones constantes en el espejo.

martes, 19 de abril de 2016

Delitos: agravante, atenuante y eximente

El Código Penal (ley fundamental del sistema penal) distingue entre delitos y faltas, que constituyen los presupuestos de la aplicación de la forma suprema que puede revestir el poder coactivo del Estado: la pena criminal. Unos y otras tienen como elemento común el consistir en comportamientos contrarios al derecho (bien de carácter intencional, bien por desconocimiento). Sin embargo, y ahí radica la diferencia fundamental entre ambos, la gravedad de la infracción es mayor en el caso de los primeros. 


Respecto a éstos, a los delitos, el citado Código Penal, establece tres tipos: graves, menos graves y leves, y para cada uno de ellos señala un margen de penas. No obstante, hay que tener presente que, a la hora de señalar la sanción para cada delito concreto, el juez habrá de observar éste no sólo desde la perspectiva objetiva, del hecho en sí, sino también desde otra más subjetiva, que tendría en cuenta componentes psicológicos, como la voluntad y la intención (dolo) o el sentimiento de culpa atribuibles al condenado. El análisis de estos elementos subjetivos puede llevar a aplicar medidas que disminuyan, aumenten o supriman la responsabilidad del delincuente y constituye un muy amplio campo de actuación de los psicólogos forenses.

Nuestra labor como tales en los casos en que se nos solicita informe consiste en facilitar respuestas plausibles de cara a que se juzgue la responsabilidad criminal. Habremos de determinar, por ejemplo, si el reo sabía lo que hacía (capacidad de juicio), si quería hacerlo (intencionalidad), si pudo evitar hacerlo (control de impulsos), si hay posibilidad de recidiva (peligrosidad criminal), si es tratable (evolución) o si hay sentimiento de culpa. De todo ello resultarán tres tipos de moduladores de las penas:


EXIMENTE: todo aquello que libera de una responsabilidad criminal. Podríamos citar como ejemplos de individuos exentos de responsabilidad los menores de dieciocho años, los que al tiempo de cometer la infracción penal presentan anomalías o alteraciones psíquicas y no puedan comprender la ilicitud del hecho, los que delinquen bajo los efectos de una intoxicación plena por consumo de bebidas alcohólicas, drogas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas o el que obra impulsado por un miedo insuperable.

ATENUANTE: Circunstancias que disminuyen la responsabilidad criminal, pero no la anulan totalmente. Según el Código Penal, son causas atenuantes las descritas anteriormente como eximentes (cuando no concurran todos los requisitos necesarios para eximir de responsabilidad), el no haber tenido el delincuente intención de causar un mal de tanta gravedad como el que produjo, el hecho de obrar por estímulos o motivos morales altruistas o patrióticos de notoria importancia, la enajenación mental transitoria, la obcecación u otros estados pasionales de entidad semejante, la reparación en lo posible del daño ocasionado a la víctima, los impulsos de arrepentimiento espontáneo, el dar satisfacción al ofendido o  confesar a las autoridades la infracción.


AGRAVANTE: se entiende por agravante todo elemento que aumenta la culpabilidad, gravedad o crueldad del hecho delictivo. Existen tres tipos principales: premeditación (porque el acto premeditado, preconcebido y calculado contiene una mayor cantidad de voluntad criminal y una mayor dosis de libertad. El que premedita, por la frialdad y calma con que prepara el delito revela gran peligrosidad); alevosía (que hace referencia a la forma, modo y tipo en que se comete un delito, en especial el motivo que lo induce, es decir, el que mata para robar y seguir así una vida crapulosa muestra mayor peligrosidad que el homicida que mata por defender la honra de su hija por ejemplo); y ensañamiento (prolongación cruel e inhumana del dolor de la víctima, el empleo de astucia, fraude, abuso de superioridad, abuso de confianza, nocturnidad, actuar en cuadrilla, el despreciando a la persona o en lugar sagrado).