viernes, 27 de diciembre de 2013

Trastornos con componentes agresivos y relacion con conductas delictivas IV

DESÓRDENES ORIGINADOS EN LA INFANCIA:
La adolescencia es reconocida en la sociedad occidental como una fase de transición en el desarrollo de la personalidad, en donde se abandona el mundo infantil buscando un espacio psicológico y social en el mundo adulto (Alarcón, 1997). La psicología evolutiva ha descrito como eje motivador de esta etapa la búsqueda y delimitación de la identidad (Erikson, 1969). No obstante, se discute aún, si esta fase del desarrollo sigue una evolución continua y predecible desde los años intermedios o irrumpen transformaciones de tal intensidad que dan origen a una fase de crisis, inestabilidad y fragilidad emocional (Crockett & Crouter, 1995; Rice, 2000).

Diversas investigaciones han dejado en evidencia una mayor vulnerabilidad durante el proceso adolescente para iniciar conductas de riesgo en salud mental y adaptación social tales como: consumo de drogas ilícitas, embarazo precoz, deserción escolar, violencia y conductas antisociales (Ávila, Jiménez-Gómez & González, 1996; Florenzano, 1998; Organización Mundial de la salud [OMS],1995). Estas manifestaciones se presentan como un fenómeno emergente, amenazando la convivencia social y reduciendo en estos adolescentes las posibilidades de ajuste psicológico y social futuro.

Especial atención merecen las conductas antisociales y violentas realizadas por jóvenes, las que se han incrementado significativamente en la última década en diferentes partes del mundo. En EE.UU. los delitos violentos perpetrados por jóvenes aumentaron un 154% en los últimos 10 años y en España los delitos cometidos por menores de 16 años se incrementaron en un 34% en la década del 90 (Urra & Clemente, 1997). En Latinoamérica, en particular en Chile, si bien los contextos vinculados a la pobreza pueden favorecer el desarrollo de conductas delictivas en niños y jóvenes como estrategias de sobrevivencia, se reporta un aumento de éstas en los diferentes sectores socioeconómicos y no sólo en poblaciones empobrecidas y más vulnerables a al control policial y sanción legal. Paz Ciudadana (Werth & Sepúlveda, 2003) reporta que las aprehensiones de menores de 18 años en conductas delictivas en el país aumentó en un 398% entre los años 1986 y 2002 y las condenas de jóvenes entre 16 y 18 años aumentó también en un 67%, lo que contrasta en el mismo tramo de años con un aumento de sólo un 13% en adultos. Esta realidad no se aleja de la tendencia observada en otros países sobre desadaptación social, donde las mayores cifras de incidencia y prevalencia de la conducta delictiva se alcanzan durante la adolescencia y adultez temprana, siendo un predictor de delincuencia adulta, la aparición de conductas antisociales antes de los 15 años (Garrido, Stangeland & Redondo, 1999; Rutter & Giller, 1985).

Desde la criminología se han investigado los procesos asociados a la desadaptación social en jóvenes, dando especial atención a las escaladas o carreras delictivas, donde se observa un aumento progresivo de la gravedad y frecuencia de las conductas antisociales a partir de la edad de inicio (Farrington, 1987), observándose también la interacción entre variables personales y oportunidades del entorno (Gottfredson & Hirschi, 1990). Estos hechos reafirman la necesidad de detectar y estudiar tempranamente las conductas de riesgo antisocial en adolescentes y evaluar los factores psicológicos que pueden intervenir en el desarrollo de éstas.

El desorden de hiperactividad con déficit de atención o TDAH se acompaña en ocasiones de problemas de comportamiento agresivo. Si bien el TDAH se asocia generalmente con los niños, en algunos casos se prolonga hasta la edad adulta. Una combinación del planteamiento biológico y del entorno puede resultar de gran ayuda para el tratamiento del TDAH. Hismsahw y colaboradores (1989) realizaron un estudio con niños varones con TDAH que habian sido entrenados para controlar su ira mediante la modificación cognitiva del comportamiento. Tras ser entrenados, les fue administrado Ritalin o un placebo. Aquellos a quienes se les administró el fármaco mostraron un mejor autocontrol y una menor tendencia a tomar represalias cuando eran objeto de mofa por parte de sus compañeros. De manera alterna, los fármacos se pueden utilizar para ayudar a controlar la hiperactividad al inicio, mientras que el tratamiento conductista puede servir para logar control a largo plazo.

El retraso mental, un tipo de desorden del desarrollo, puede estar acompañado de comportamiento agresivo sin control, aunque éste no es necesariamente una característica predominante en los retrasados. Dos ejemplos del tratamiento conductista de la agresión asociada con el retraso mental pueden encontrarse en los trabajos de Liberiana. Por ejemplo, el caso Barney.

Carr y colaboradores (1980) trabajaron con un niño que manifestaba agresión para huir de las demandas que le eran impuestas, como obedecer una orden; lograron eliminar los comportamientos agresivos y entrenarlo para que desarrollara un comportamiento sustituto.

El desorden de la conducta se produce principalmente en niños varones, y de manera mas especifica, en aquellos cuyos padres padecen de desorden de personalidad antisocial o de otros problemas psiquiátricos. El DSM-IV incluye, como parte del desorden de conducta, violaciones frecuentes a los derechos de los demás o a las normas sociales. Más de la mitad de los criterios conductuales de este diagnóstico incluyen agresión persistente dirigida a otras personas, animales u objetos. Los comportamientos van de la amenaza y el pleito a la violación y el asalto (e incluso, en raras ocasiones, al homicidio). Puede presentarse escasa preocupación por los sentimientos de los demás y pocos indicadores de remordimiento por los actos comentos. Los niños con desorden de la conducta padecen también a menudo de TDAH.

El comienzo de los problemas del desorden de la conducta en la infancia, antes de la edad de 10 años (y no después), tiene mayores posibilidades de hacer que el individuo incurra en agresión y continúe teniendo problemas con ella en la edad adulta.

DESÓRDENES AGRESIVOS SEVEROS EN ADULTOS:
El desorden explosivo intermitente puede diferenciarse parcialmente del desorden de la personalidad antisocial por la presencia de numerosos, aunque discretos, episodios  de comportamiento agresivo dirigidos hacia otros individuos u objetos, en lugar de un patrón consistente de comportamiento agresivo. Los episodios se inician de manera inesperada, resultan fuera de proporción en relación con sus antecedentes y se terminan rápidamente. Por ello, en ocasiones son denominados “ataques”. De hecho, a menudo resultan parecidos a las convulsiones epilépticas, ya que pueden estar precedidos por un cambio afectivo e incluir el desarrollo de actividades por parte del sistema nervioso autónomo. Dichos episodios pueden también estar acompañados de sutiles cambios sensoriales. Tras ellos, el paciente puede presentar amnesia de lo que ocurrió durante el episodio. Si el paciente esta consciente de que tuvo lugar alguna forma de violencia, o se le informa de ello, generalmente expresa remordimiento.


viernes, 20 de diciembre de 2013

Trastornos con componentes agresivos y relacion con conductas delictivas III

DESÓRDENES AFECTIVOS:
O también llamados desordenes anímicos. Entre 25 y 50% de los pacientes internos en instituciones psiquiatricas son clasificados como victimas de desordenes anímicos.

Uno de los desordenes afectivos es el llamado desorden depresivo mayor, o depresión unipolar. Se caracteriza por llanto excesivo, bajos niveles de energía, falta de sueño y deficiencias en la motivación, como la relacionada con el sexo y el apetito. Puede también presentarse agresión; el individuo deprimido puede intentar suicidarse o asesinar a las personas cercanas, en un posible intento por librarlos del sufrimiento según lo percibe el individuo deprimido. Asimismo, en una condición de depresión agitada, ciertos individuos pueden tornarse más agresivos en contra de los demás.
   
El desorden bipolar presenta a un mismo tiempo depresión y manía. El individuo generalmente esta deprimido durante un periodo relativamente largo, posiblemente de varios meses, y después pasa a una fase maniaca mas breve. Esta fase se distingue por un aumento anormal de la energía, tanto física como mental, y por falta de sueño. La persona puede sentirse eufórica o irritable y agresiva, lo que ocurre especialmente cuando sus proyectos poco realistas son obstruidos o sus ideas no son aceptadas por los demás.

Los desordenes afectivos, como la esquizofrenia, parecen estar determinados genéticamente.

DISFUNCIONES CEREBRALES:
La expresión desorden mental provocado por padecimiento médico general es empleada para referirse a individuos que presentan problemas mentales que pueden estar ligados a deterioro identificable de la función cerebral. Este deterioro puede estar causado por varios medios, como trauma, enfermedad y, en el algunos caso, fármacos.

Si el deterioro provoca daño en los centros de inhibición de la agresión o excitación de los centros de producción de agresión, ésta puede aumentar. Dependiendo de la fuente del problema, es posible un tratamiento.

Cuando la agresión es producida por los efectos del uso continuo de un fármaco o de una enfermedad prolongada, el tratamiento directo de la fuente puede ayudar si el cerebro no ha sufrido daño significativo o si el problema es funcional, como un desorden metabólico que este afectando la actividad cerebral. Así, el tratamiento directo puede incluir una restricción de los fármacos, la adición de ciertos complementos a la dieta, como vitaminas necesarias, o el control médico de una infección.

En casos de daño cerebral permanente, los neurocirujanos pueden remover un tumor o un quiste que haga presión sobre las estructuras neurológicas que amenace con dañarlas si se le permite crecer. La neurocirugía también puede ser necesaria para remover estructuras irritantes, como tejido cicatrizado, que producen convulsiones. La cirugía vascular puede ayudar a restaurar el flujo sanguíneo hacia áreas afectadas por una embolia. La terapia con fármacos también puede resultar de ayuda para el control de la agresión asociada con la disfunción cerebral.

La agresión inducida por fármacos es a veces tratada por medio de la administración de tranquilizantes menores.

En caso de daño cerebral permanente, el tratamiento con fármacos tal vez no controle completamente la agresión.


domingo, 15 de diciembre de 2013

Trastornos con componentes agresivos y relacion con conductas delictivas II

TRASTORNOS EN EL CONTROL DE LOS IMPULSOS:
Los trastornos en el control de los impulsos son entidades todas ellas muy vinculadas a conductas ilegales aunque, salvo excepciones, su importancia es irrelevante. En el peor de los casos, y sobre todo, en el llamado trastorno explosivo intermitente, nos vamos a encontrar con delitos de lesiones e incluso con el homicidio (Cabrera y Fuertes, 1997).

Son delitos que se originan por la confluencia de dos factores. Por un lado, de la intensa ansiedad-impulsividad-agresividad existente y, por otro, debido al precario control racional lo que da lugar a la existencia de actos en los que no existe la necesaria regulación volitiva (Cabrera y Fuertes, 1997).

También nos encontramos con otro tipo de conductas delictivas que forman parte de la esencia misma de los trastornos. Así tenemos el hurto del cleptómano, hurto que se caracteriza por ser inmotivado, carente de valor, no premeditado y claramente unido a la patología psicológica. Por último, podemos observar la existencia de otro tipo de actividades delictivas tales como la provocación de incendios en los pirómanos y el robo, la estafa, las falsificaciones y, en general, delitos contra la propiedad en los jugadores patológicos (Cabrera y Fuertes, 1997).

ESQUIZOFRENIA:
La esquizofrenia es la psicosis mas comúnmente diagnosticada (un desorden mental discapacitante que involucra contacto deteriorado con la realidad), tiene lugar en alrededor del 1% de la población. Casi la mitad de los pacientes internos en instituciones psiquiatritas son esquizofrénicos. El esquizofrénico se caracteriza comúnmente por síntomas positivos de pensamientos desordenados, falta de contacto con la realidad, delirios y alucinaciones. Los síntomas negativos incluyen falta de afecto (emoción), bajos niveles de motivación, poca verbalizacion y autoaislamiento social. Además de estos síntomas, puede presentarse agresión, en forma crónica o en explosiones aisladas.

Los fármacos mas comunes para el tratamiento de la esquizofrenia son los tranquilizantes mayores (neurolépticos o fármacos antipsicoticos). Antes del descubrimiento de estos fármacos en la década de los cincuenta, existían pocas formas de tratamiento efectivo para los psicóticos. La mayoría de los informes ofrecen un panorama de confusión total, de gran caos, que incluía agresión excesiva y peligrosa por parte de algunos pacientes. Los pacientes violentos eran limitados mediante el uso de camisas de fuerza, quizás incluso de grilletes y cadenas, o eran recluidos en celdas. Cualquier arma potencial les era apartada. Una vez que los fármacos antipsicoticos fueron descubiertos, se produjo una impresionante reducción global en los niveles de agitación de los pacientes, lo que redundó en una disminución en el uso de recursos que los limitaran físicamente.
    
La cropromacina y la tioridazina son dos tranquilizantes mayores usados frecuentemente para controlar a pacientes esquizofrénicos agresivos. Ambos son muy efectivos para bloquear los receptores de dopamina y reducen así los síntomas esquizofrénicos que producen agresión.
En caso de explosiones agresivas extremadamente peligrosas en esquizofrénicos se utilizan fármacos con efectos tranquilizantes a corto plazo.


miércoles, 11 de diciembre de 2013

Trastornos con componentes agresivos y relación con conductas delictivas I

TRASTORNOS RELACIONADOS CON SUSTANCIAS:
El índice de delincuencia, que de manera elevada existe en torno a la drogadicción, depende de varios factores que pasamos a exponer a continuación (Cabrera y Fuertes, 1997):

- De la obtención de la droga que, dado su elevado valor en el mercado clandestino, obliga al sujeto a robar, prostituirse, estafar, etc., para obtener la sustancia a la que es adicto.

- De los efectos directos de la droga en el sujeto, esto es, la posible aparición de trastornos psicóticos inducidos por sustancias, reacciones de ansiedad, delirium, estados de agresividad y confusionales. Durante estas situaciones el drogodependiente puede cometer con frecuencia delitos tales como lesiones, atentados sexuales, e incluso homicidios.

- De la personalidad previa del toxicómano. En este sentido, existen grandes polémicas sobre si el drogadicto presenta alteraciones previas de la personalidad, o lo que es lo mismo, si existe un "perfil de personalidad del drogodependiente". Aunque no hay datos concluyentes parecen que existen rasgos de personalidad relativamente estables y homogéneos en los drogodependientes. Lo que no está claro es si son dichos rasgos los que precipitan al consumo de tóxicos o si por el contrario es el consumo de sustancias el que altera o modifica la personalidad de los drogodependientes.
 
Hay que tener presente que muchos trastornos de la personalidad tratan de compensar sus insuficiencias con el consumo de tóxicos. En otras ocasiones, estados psicopatológicos latentes (ej. esquizofrenias) afloran al ser precipitados por el consumo de tóxicos, y finalmente, personalidades con rasgos específicos de inestabilidad, impulsividad y escasa tolerancia a la frustración se descompensan con la ingesta de determinadas drogas, realizando conductas violentas que son seguidas de estados amnésicos completos (Cabrera y Fuertes, 1997).

Mención especial merece el llamado "síndrome de abstinencia". La reforma del Código Penal español considera como eximentes de responsabilidad tanto la intoxicación plena como el síndrome de abstinencia siempre y cuando la afectación sea tan intensa que le impida comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esa comprensión y no haya sido buscada con el propósito para delinquir (Cabrera y Fuertes, 1997).

Siendo los legisladores conscientes de que las drogodependencias son un problema de primera magnitud han previsto la adopción de una serie de medidas de seguridad que sustituyen a la prisión (Art. 96 y 102 del C.P.) quedando a criterio del Tribunal sustituir las penas privativas de libertad por internamientos en centros de deshabituación cuya estancia no podrá exceder en ningún caso al tiempo de condena que le hubiera correspondido de habérsele aplicado una pena privativa de libertad (Cabrera y Fuertes, 1997).

Son una minoría los sujetos esquizofrénicos que cometen algún tipo de conducta antisocial punible (Howells, 1982). Estas personas son probablemente más arrestadas por sus delitos que el resto de los delincuentes. Esto puede causar una impresión aparente de gran criminalidad asociada a este diagnóstico.

Al hablar de la conducta antisocial y violenta en esquizofrénicos debiera distinguirse entre la conducta antisocial que estos pacientes presentan fuera de las fases activas del trastorno y la que pueden presentar durante ellas. La fase activa favorece la aparición de agresión verbal o física en algunos pacientes, no en todos, y esta agresión puede estar relacionada con la naturaleza del síndrome psicopatológico del sujeto (Llorente, 1987).

De los delitos cometidos por los esquizofrénicos, los más frecuentes son los delitos de lesiones y amenazas. Le siguen en orden de frecuencia los cometidos contra el patrimonio y el orden socioeconómico (robos y hurtos) y mucho más alejados los delitos contra el orden público (Cabrera y Fuertes, 1997).

La conducta delictiva del esquizofrénico se caracteriza por su falta de historicidad biográfica, es decir, no hay justificación lógica para la misma. La falta de motivación de los delitos del esquizofrénico es notoria y, en general, no hay intereses encontrados con la víctima ni otros motivos, simplemente ocurrió. Esta ausencia de motivación e incomprensibilidad son quizá el aspecto que más angustia a la sociedad y que contribuye a mantener un temor hacia la esquizofrenia. Además, es muy típico que las conductas delictivas sean conductas frías, crueles, brutales, rudas, desproporcionadas y sin arrepentimiento. Casi nunca se llevan a cabo con cómplices y nacen súbitamente, fruto de una inspiración delirante (Cabrera y Fuertes, 1997).

Podemos decir que de forma general estos enfermos no contravienen significativamente el Código Penal, excepción hecha del enfermo agudo, no tratado y sin ninguna medida de control, en el cual la peligrosidad obviamente es alta no sólo por la enfermedad en sí sino también por la actitud que muchas veces la sociedad toma ante ellos.

Consideraciones y matices muy diferentes merecen la criminalidad y peligrosidad del Trastorno Delirante (Paranoia) que radica en dos vertientes (Cabrera y Fuertes, 1997):

Por un lado su aparente normalidad psíquica, ya que sólo está afectada una parcela del psiquismo (aquella a la que se refiere su delirio), y el resto de su personalidad está bastante bien homogeneizada con su medio social.
 
Por otro lado, la potencial agresividad que produce el fuerte convencimiento de sus ideas delirantes.


jueves, 5 de diciembre de 2013

Distinción entre agresividad, impulsividad, violencia y peligrosidad



AGRESIÓN:
Puede ser entendida como incremento en la tensión, originada por la pulsión agresiva, que en un principio es controlada por los sistemas inhibitorios cerebrales y sociales. Generalmente es desencadenada por el "otro", que es vivenciado como amenazador o depredador del espacio vital, de los valores individuales o de la vida misma. En el hombre conjuga 3 aspectos: la impulsividad, la capacidad de tolerancia a la frustración y la posibilidad de diferir el ataque. Además lleva implícita la noción de "venganza", que puede llevarse a cabo, en forma real o fantaseada, con su propia mano o por otro.

IMPULSIVIDAD:
Se refiere a la conducta agresiva, no premeditada y no desencadenada por la víctima, que pone de manifiesto una alteración en los sistemas de control biológico, psicológico y social, que permite que la pulsión agresiva se origine y se manifieste de manera inmediata, sin medir las consecuencias en el ataque auto o heterodirigido. Esto puede suceder en los actos de automutilación o en los intentos de suicidio. Implica la existencia de un componente biológico, la pulsión, que no puede ser controlado de forma eficaz.

VIOLENCIA:
Se refiere a la manifestación colectiva de la agresión, que une elementos de impulsividad y agresión, de cada uno de los miembros del grupo violento. Generalmente es desencadenada por la "amenaza" de otro, sea un individuo o grupo. Puede alcanzar niveles de gran intensidad, como en el fanatismo religioso; los factores sociales descubren conductas impulsivas individuales, la capacidad de agresión colectiva y las deficiencias en los controles individuales y sociales de la agresividad.

PELIGRO:
Se refiere al "riesgo o contingencia inminente de que suceda algún mal". Se debe evaluar el riesgo o la tendencia a presentar conductas impulsivas, agresivas o violentas, debiéndose aclarar, en que circunstancias probables se pueden presentar dichas conductas, con el margen de error correspondiente, y que puede derivarse del cuidadoso análisis de la historia psiquiátrica forense.

EL ESTADO PELIGROSO O PELIGROSIDAD:
La capacidad criminal o temibilidad: es el fracaso de una persona en responder a intimidarse ante las advertencias de la comunidad (o de las leyes). Es la perversidad constante y activa del delincuente y la cantidad de mal, que por tanto, se puede esperar del mismo.

La adaptabilidad o capacidad de inserción social: de que forma y en que medida el individuo es capaz de adaptarse adecuadamente al medio ambiente.


Existen 2 tipos de estado peligroso o peligrosidad:

- Peligrosidad pre-delictual: llamada social, capacidad para delinquir o peligrosidad potencial. Se refiere a la posibilidad de que una persona llegue a cometer hechos socialmente dañinos, se refiere también a hechos que pueden estar fuera del campo de lo penal o criminal.

- Peligrosidad post-delictual: llamada criminal o estado de inmediata criminalidad. Es la condición que presentan aquellos individuos que habiendo delinquido, tienen características que indican probabilidad de reincidencia.


Se puede decir que la peligrosidad es la resultante de la suma de dos elementos: uno objetivo relativo a la gravedad del delito, y otro subjetivo dependiente de la intensidad, perseverancia o tenacidad para resolver el impulso criminal.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Teoría del Triple Riesgo de Delicuencia (TDR)

El profesor Santiago Redondo Illescas, catedrático de criminología de la Universidad de Barcelona, enumera una serie de factores de riesgo de la conducta antisocial (a nivel individual, familiar y social) y factores de protección (a nivel individual, familiar y social).Estos factores, que continúan confirmando en parte las tres grandes teorías de la criminología, conforman la Teoría del Triple Riesgo de Delincuencia (TRD).

FACTORES DE RIESGO DE CONDUCTA ANTISOCIAL:
(Farrigton 2003, Statin et al, 1997, Garrido, Stangeland, y Redondo 2006, Loeber et al 2003)
1.Biológico e individuales (evidencia genética: concordancia):
- Alta testosterona, baja serotonina, baja tasa cardiaca, lesiones craneales, complicaciones  en el parto, bajo peso al nacer, drogas, alcohol durante el embarazo, mayor actividad en hondas cerebrales lentas.
- Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), victimizacion infantil.
- Baja inteligencia, logro y empatía.
- Drogas.
 2.Familiares y económicos.
 3.Amigos, escuela.

FACTORES DE PROTECCION EMPIRICOS CONTRA LA DELINCUENCIA Y OTROS PROBLEMAS DE CONDUCTA:
(US. Dep of Health and Human services, 2001; Stoutharmer-Leeber et al, 2002).
 - Individuales:
        Alto cociente intelectual.
        Actitud tolerante hacia el comportamiento antisocial.
        Orientación social positiva.
        Responsabilidad alta.
        Capacidad para sentir culpa.
        Honradez.
  - Familiares:
        Buenas relaciones con los padres.
        Buena comunicación familiar.
  - Grupo de amigos:
        Amigos no delincuentes.
  -Escolares:
        Positiva vinculación con la escuela.
        Fuerte motivación escolar.
        Logro académico.
        Actitudes positivas hacia la escuela.
  - Comunitarios.

COMPORTAMIENTO PROSOCIAL:
Integración social efectiva de un individuo:
-      Mejores dosis posibles de:
     - disposiciones / capacidades personales: inteligencia, equilibrio psicológico, empatía  natural
               
              - apoyo social: familiar, escolar, laboral, afectivo, sistema de salud, servicios sociales

-      Dosis moderadas de:
             -   riesgos situacionales: incitan al delito específico (calculo de costes-beneficios).

PRESUPUESTOS T TRIPLE RIESGO (TRD):
-      El riesgo y la protección constituyen dimensiones idénticas y continuas.
-      La investigación ha identificado 3 grandes dimensiones básicas en interacción:
                             - Personal
                             - Social
                             - Oportunidades

-      Incorporar todos los factores de riesgo
-      Utilidad:
                             - predicción del riesgo individual (clínico)
                             - social (magnitud delictiva)

El apareamiento entre factores de riesgo y protección crea dimensiones continuas lo que permite explorar las interacciones causales entre AxA, BxB y AxB.

RIESGO INDIVIDUAL:
Esta teoría nos ofrece la posibilidad de estimar el riesgo para un sujeto particular y de que 2 sujetos distintos (S1 y S2) con riesgos A y B de igual magnitud, pero de diferente signo, obtengan idénticas puntuaciones de riesgo R.
 
    S1: sujetos con favorables condiciones personales pero carente de apoyo prosocial o con amigos delincuentes.
    S2: sujeto con apoyo pro social pero déficit personales graves (rasgos psicopáticos).

COMPORTAMIENTO DELICTIVO:
99.6%: Apoyo prosocial. Favorables condiciones personales.
0.4%: Vinculo antisocial.
20%: Vinculo antisocial. Factores personales de integración.
8% Déficit graves. Vinculo prosocial.
2%: La excepción.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Psicobiologia de la agresión y la violencia

Según Antonio Andrés Pueyo, la violencia no es simplemente un comportamiento es una estrategia para conseguir un beneficio o un objeto haciendo daños a otros.

FACTORES QUE INFLUYEN EN LA CONDUCTA VIOLENTA:
*Biológicos:
- Alteraciones (configuraciones) genéticas.
- Anomalías hormonales (alta testosterona, andrógenos y SPM).
- Alteración neurotransmisores (baja sertonina, alta IMAO)
- Daño neurológico (lesiones en el lóbulo frontal).
- Oros factores:
                   o   Nutricionales: azúcar y déficits de vitaminas.
                   o   Hipoglucemia.
                   o   Tóxicos: Drogas y alcohol.

*Psicológicos:
- Psicosis: manía, delirio, alucinaciones.
- Trastornos de personalidad: impulsividad psicopatía.
- Déficit cognitivo: retraso mental.

*Sociales:
- Actitudes proviolentas. Conflictos de recursos (paro, política) o antisociales (misoginia).
- Exposición a modelos violentos (TV).

CONCLUSIONES:
- La violencia no es una enfermedad, ni un síntoma patológico (clínico) de un síndrome.
- La violencia es específica en los humanos, es cultural pero no es antinatural.
- La violencia es una estrategia (estado) de acción intencionada y finalista.
- La agresión es una vía final común para la violencia (especialmente interpersonal) pero no la única.